sábado, 19 de noviembre de 2011

La leyenda del Trencapinyes ((PRÓLOGO))

Nos tenemos que remontar a finales de agosto del 2011. Yo, junto a otros 3 amigos, que para ahorrarles la humillación de ser mencionados, pondré nombres ficticios, tal como Pol, Marta y Will, decidimos ir de acampada, al Plá de Bergueda, situado en Berga, un lugar que puedo deciros que ya solo por el nombre, es la polla. Yo iba a ciegas, tan solo sabia que íbamos de acampada en pleno mes de agosto, cuyo insoportable calor que hacia en Barcelona, y que nuestro objetivo era no irnos muy lejos de la provincia, iba menos preparado que el domador de cocodrilos dentro del agua con un par de rayas, pero eso es algo de lo que hablaré mas tarde.
Tras un árduo camino, y perdernos un poco, llegamos al camping de el plá de Berguedá. Quedaban escasas horas para el anochecer, y aún debíamos escoger nuestra parcela, e instalar y montar la tienda de campaña de Pol. Tras preguntarle a un vasco perroflauta, que tenia pinta de llamarse Patxi, encontramos nuestra parcela, y nos decidimos a montar la tienda. Fué complicado, ya que entre los 4, teníamos la misma noción de montar tiendas de campaña, que Esperanza Aguirre de ortografía, pero bueno, de aquella manera, y un tanto imperfecta, logramos terminar a tiempo la tienda de campaña, justamente cuando oscureció. Somos personas jóvenes, asi que decidimos escoger una parcela un tanto alejada de vecinos, para no molestarles con nuestros posibles ruidos. Una vez montada la tienda, fuimos a cenar al bar del camping, y ver la final de la supercopa de Europa, de nuestro amado Barça, contra el Oporto, que terminó con victoria culé. Era un buen pretexto para celebrarlo con unas gotitas de alcohol, pero como no habíamos hecho la compra, decidimos comprar un par de botellas de vino y coca cola en el bar, para preparar cantidades industriales de calimotxo. El dueño del bar, de origen desconocido, nos recomendó un vino de la casa, reserva del 2006, diciendonos, que antes de mezclarlo, lo probásemos, ya que era un buen vino, le hicimos caso, y nos fuimos a nuestra tienda a hacer el improvisado "botellón".

Llegamos a la tienda de campaña, pero no habíamos cogido electricidad, ¿como íbamos a tener visión dentro de la tienda?, pues con un aparato que trajo el menda pensando en que seria útil. Un Fanal de luz, a pilas, que con una cuerda colgamos en el techo de la tienda. Lo malo es que la luz atraía a todo tipo de insectos, y si hubiéramos tenido constancia de la canción, la hubiéramos cantado:


Si, yo iba preparado con el fanal, y con una excelente navaja multiusos, que dejó de ser excelente, cuando nos percatamos que tenia grapadora, pero no abridor de botellas, fallo mio. Marta y Pol, fueron a pedirle un abridor al simpático dueño del bar, y pudimos abrirla, tras varios e infructuosos intentos de abrirlas con un zapato. Mas tarde, se me ocurrió, que porqué beber por beber, que podriamos hacer un juego, para hacerlo mas interesante. Al final, escogimos el juego del mítico y antiguo programa "no te rias que es peor", donde cogíamos un objeto, y decíamos que utilidades podria tener, usando la imaginación. Horas mas tarde, ya no importaba el juego, solo importaba seguir dando vida a esas tajas que estaban en nuestro interior.

A una hora considerable, insté al resto a salir fuera del camping, y buscar un lugar apartado, para seguir bebiendo sin molestar con el incesante ruido que estábamos haciendo con las risas y demás, ya que empezó mi maraton de chistes, que aunque fueran malos, con la ingesta de alcohol se volvían graciosos. Pol se iba soltando poco a poco, y empezó también a soltar comentarios y bromas dignas de un señor Bomberman*.
(Bomberman: me refiero, a que cada vez que alguien dejaba owned a alguien, tenia un gesto de complicidad con el resto, chocando los dedos pulgar e índice con ellos, y haciendo un ruido de estallido).

Una vez fuera, fuimos por varias travesías, la primera por el medio de un bosque sin salida, al que rápidamente dimos la vuelta, y luego fuimos carretera arriba, dando un largo paseo con las botellas de Calimotxo. Tras varias horas de risas, chistes, y taja, volvimos al camping, donde nos tomamos la última, y nos disponíamos a dormir, los 4 juntos, en una tienda cuyo suelo hacia una terrible cuesta hacia abajo, lo cual parecía que estábamos durmiendo de pie. Ahí, me encontré con el problema. Por la noche, en Berga, ya sea verano o invierno, hace un frio de cojones (si, he vuelto a hacer otro juego de palabras), y yo solo llevaba una esterilla, un pijama corto, una sudadera, y un par de toallas, así que tuve que improvisar tapándome con todo eso, congelando mis pies. Para mas inri, Pol estaba susceptible, y yo también, así que cuando uno escuchaba al otro, no podía parar de reir. Parece mentira, pero el momento mas intenso de la noche, fueron esos instantes, pasando incluso miedo, cuando Pol tuvo una reflexíon. Con todo el jaleo que habíamos creado, los vecinos en turba, podrian dirigirse hacia nuestra tienda, y darnos muerte. Como ya estaba amaneciendo, y había cesado el ruido por nuestra parte, o almenos ya no hacíamos tanto ruido porque Marta y Will se durmieron, me limité a decirle, que no lo creía, ya que seguramente no habrían podido dormir en toda la noche, y que ahora en vez de juntarse la turva e ir hacia nosotros, aprovecharían para intentar dormir, aunque no descarté la posibilidad de que alguno de ellos, cogiera un machete, y nos dejase una tienda descapotable. Y entre discusiones sobre como íbamos a morir allí, entre risas y acojone, conseguí conciliar el sueño un rato, ya que al cabo de unas horas, iríamos a hacer senderismo, e ir en busca del Trencapinyes, a la ruta que tiene su mismo nombre...

Continuará.. ((ahora toca ver el Barça-Zaragoza))

No hay comentarios:

Publicar un comentario